La lucha por una patria
El 09 de noviembre del 2020, 105 congresistas votaron a favor de la vacancia del presidente Martín Vizcarra, el motivo: incapacidad moral. Todo se desencadenó por las investigaciones que tiene en su contra por presuntamente haber recibido sobornos de constructoras que ejecutaban obras públicas durante su gobierno en la región de Moquegua. Fue así como se tiraron los dados, aun sabiendo el resultado del azar, y en medio de la mayor crisis sanitaria de la historia, el Perú se despertó y vio que la deriva seguía allí. El país agoniza, los policías avanzan con sus bombas y escudos, y los peruanos que aún aman a su patria marchan exigiendo una nueva constitución. Es pues, un exceso de realidad latinoamericana. Desde que tronó el primer arcabuz español y siglos después se oyó el grito de libertad, en estas tierras anchas y ajenas, hemos vivido a salto de mata, invocando a la amnesia para poder seguir, porque en Perú el que recuerda o sabe mucho muere triste o lo desaparecen. Así entre guerras, dictaduras, traiciones, matanzas, corrupción, capitalismo y desesperanza hemos llegado al futuro, o sea el 2020, donde no hay carros voladores sino niños con plomo en la sangre, cientos de mujeres asesinadas cada año, el 70% de la población en situación informal, una clase política de habilidades limitadas y una pandemia que mata a los ancianos y pobres en hospitales derruidos. El futuro para el Perú es el pasado a colores. En los últimos cinco años han gobernado 3 presidentes, solamente uno de ellos elegido por voto popular, todos con denuncias e investigaciones pendientes; y en los últimos 20 años todos los gobernantes han terminado presos a excepción de Alan García, quien se pegó un tiro para huir de la justicia. Manuel Merino recibe la banda presidencial (Foto/Agencia Andina) Hoy, el presidente es Manuel Merino de Lama, que llegó a la capital como congresista por Tumbes (frontera con Ecuador), postuló en la lista del partido Acción Popular, cuyo fundador y líder histórico Fernando Belaunde Terry ordenó ametrallar y lanzar napalm contra los indígenas Matses en el corazón de la selva peruana, su objetivo era dejar libre el camino a las grandes transnacionales que allí extraían caucho y madera. Belaunde también es acusado de masacrar a miles de peruanos inocentes cuando usó una torpe y cruenta estrategia para combatir a Sendero Luminoso, lo que convirtió a su gobierno en uno de los más genocidas en la historia del Perú. ¿Pero cómo con todo ese prontuario mágicamente ese partido fue el más votado en las elecciones pasadas? Pues estamos en Perú donde nada malo pasa, y si pasó fue sólo un sueño. Es así que Merino luego de enfrentamientos y traiciones entre las élites por el poder, terminó siendo nuestro gobernante. ¿Pero quién es? Las diversas fuentes lo describen como un tipo que no acepta recomendaciones ni críticas. Piensa que los jóvenes que hoy marchan lo hacen porque no tienen trabajo. Se sabe que sólo estudió hasta el tercer ciclo de Agronomía, es criador de gallos de pelea, posee una diminuta experiencia laboral y tiene una sentencia laboral por no pagarle a un trabajador sus beneficios sociales, además fue investigado por supuestos favorecimientos a sus familiares, quienes contrataron con el estado y obtuvieron grandes ganancias. Digamos que es el producto de una siniestra treta política, lo lógico en una república ficticia. Ñuco, como lo conocemos los norteños y como lo llama mi abuelo Luciano Amaya- quien una vez lo echó a gritos de su casa por considerarlo un político indigno y mentiroso- quizá en algún momento de su vida, he de imaginar, mientras miraba batallar a los briosos gallos de pelea en una tarde amarilla junto a los verdes sembríos tocados por la brisa del río y se acariciaba su negro bigote, soñó – como sueñan todos los peruanos- en ser presidente de la república, y le pareció buena idea. Hoy que el país arde y millones piden su cabeza, en un rapto de sinceridad quizá se descubre añorando aquella tarde inexistente. *** Una de las primeras acciones del gobernante repentino fue elegir a Antero Flores-Aráoz como su primer ministro. Un político ultraconservador, machista y racista, autodenominado como Gato Fiero, en cuya concepción irreal los peruanos somos llamas y vicuñas, seres torpes y fanáticos que se oponen a la explotación minera por defender el medio ambiente; en el mundo siniestro de Gato Fiero los feminicidios son producto de las infidelidades y no debería existir la ley que castiga este crimen. Fue ministro de Defensa durante el Baguazo, la mayor matanza de indígenas en la última década, y que irónicamente inició en la carretera Fernando Belaunde Terry. El Perú es la tierra del realismo trágico y las bromas negras del destino. En los tiempos que corren, el primer ministro ha declarado que las marchas son azuzadas por terceros y no entiende qué les fastidia a los peruanos. Para salir de la duda le pregunté a mi esposa que es profesora, activista feminista y política, qué le fastidiaba y respondió sin titubear: nos fastidia su existencia. Y ahí recordé que una vez Antero al ser interpelado por la atención a los pueblos olvidados del Perú, respondió: “¿Pueblos olvidados? ¡No me jodan!”, y como intento ser Funes el memorioso en una tierra de olvido también escribiré que ha sido un férreo opositor a la ley universitaria, medida que busca mejorar la educación y evitar la existencia de universidades piratas. Es necesario decir que muchos de los congresistas que vacaron a Vizcarra tienen un conflicto de interés con esta ley, pues son dueños o socios de universidades cerradas por la SUNEDU. Y, como a nadie le sorprenderá, Antero es dueño del estudio de abogados que defendió a TELESUP, universidad de José Luna Gálvez, fundador de Podemos, fuerza congresal decisiva en la vacancia. Este claustro fue cerrado por tener muchas irregularidades, entre ellas las de poner una fachada de cartón para simular más pisos, pero intentó recuperar su licencia en un juzgado amazónico, ¿saben dónde?