Han oscurecido el mar
El 17 de enero del 2022 la empresa Repsol derramó aproximadamente 6 mil barriles de crudo en el mar de Ventanilla afectando a dos reservas naturales. Es el mayor desastre medioambiental en la historia ocurrido en las costas de la Región de Lima.
Así como para los pueblos andinos la Pachamama es el centro de su cosmovisión, para nosotros los descendientes de los pueblos originarios de la costa, lo es el mar, los testimonios arqueológicos de nuestros antepasados lo demuestran, nuestras costumbres celebradas a través de los siglos lo evidencian, la vida nuestra ha girado en torno al mar, hemos migrado y vuelto a partir buscando sus horizontes y cobijándonos en sus orillas. El mar o “la mar” como le decimos ha significado vida y también muerte, ascenso y hundimiento. Para nosotros es una entidad con vida propia, que ha guiado nuestros pasos a través de muchísimas generaciones.
Por eso este desastre ambiental nos duele como si nos hubiesen lastimado a un padre o a una madre, como si nos hubiesen dañado una parte de nuestro propio cuerpo. Las consecuencias ambientales, el daño a la pesca artesanal son irreversibles, nada va a volver a ser lo mismo en las zonas afectadas. Ver a las aves marinas manchadas en petróleo trae a mi memoria los recuerdos de la infancia cuando nos esforzábamos en hacer volar a los patillos heridos, nuestra inocencia infantil nos hacia pensar que si lo lanzábamos al aire el animal se iba a recuperar e iba a volar, era un esfuerzo inútil.
Hace dos años en mi pueblo, Cancas, se levantaron en pie de lucha para evitar la instalación de pozos petroleros en el mar, porque había una consciencia colectiva acerca del daño que este tipo de instalaciones causa, los derrames de este tipo no son nada nuevo, hace poco en Cabo Blanco ocurrió lo mismo y la noticia no tuvo mayor eco, la situación actual ha sido diferente, es el mal manejo en el embarque y desembarque del crudo lo que ha ocasionado el desastre y la no existencia de un plan de contingencia para casos de este tipo, lo que demuestra una vez mas la enorme irresponsabilidad ambiental de muchas empresas extractivistas en nuestro país.
Esto nos debe llevar a la reflexión sobre el cuidado que debemos tener con nuestro mar, uno de los mas ricos y diversos del mundo, a nivel de estado se debe apostar por nuevas fuentes de energía que partan de la misma fuerza del mar, como por ejemplo: la energía mareomotriz, que se obtiene aprovechando las mareas, o la energía undimotriz o energía de las olas. Seguir apostando por combustibles fósiles en pleno siglo XXI no solo es anacrónico sino autodestructivo.
Miguel, interesante e incentivadora lectura!!
Ojala algún día nos puedan narrar la sucesión de eventos que terminaron en esta catástrofe… Excelente lectura