DEFENDER EL TERRITORIO:
Autodefensas comunales ante el avance de la minería ilegal en la frontera con Ecuador
Frente el abandono estatal, los Wampis, en la región fronteriza de Amazonas, en Perú, han organizado sus propios grupos de defensa, los Charip, para proteger el Río Santiago de la minería ilegal y otras amenazas. A pesar de los millonarios gastos estatales en defensa, el presupuesto destinado a combatir la minería ilegal en la región es mínimo y los resultados son escasos, dejando a los charip como la única protección del ambiente. La creciente presencia de actividades ilegales y las divisiones internas amenazan el territorio y la cohesión ancestral Wampis.

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Dragas mineras se detectaron en 2024 operando en los ríos Cenepa y Santiago
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Denuncias por minería ilegal en Amazonas
Este texto fue producido con el apoyo de Connectas: Plataforma periodística para las Américas
Ocho personas surcaban el Río Santiago a bordo de una lancha. El estruendo del motor fuera de borda alertó a las autodefensas que vigilaban el río desde lo profundo del bosque. Era 18 de abril de 2024. A bordo de la lancha viajaban tres policías peruanos y cinco ciudadanos ecuatorianos, que transportaban una carga inusual: dos enormes motores que tenían como destino las barcazas utilizadas para extraer el lecho marino en busca de oro ilegal en el Río Santiago, conocidas como “dragas”. Los vigilaban de cerca los Charip, cuyo nombre significa “relámpago” y su misión es mantener a sus territorios —situados en la frontera entre Perú y Ecuador— libres de mineros ilegales.
Los guardianes, al identificar la amenaza, intervinieron la embarcación y arrestaron a sus tripulantes. La noticia tuvo gran impacto en la prensa nacional: “policías locales y ciudadanos extranjeros impulsan la minería ilegal en Amazonas”. Esta fue la acción más destacada y mediática de las autodefensas Wampis, e ilustró el nivel de desamparo que sufre la región por el azote de la minería ilegal. Días después, estas personas fueron finalmente puestas en custodia de las autoridades correspondientes.
Los Charip pertenecen a la etnia wampis, un pueblo indígena de la Amazonía peruana asentado principalmente en la provincia de Condorcanqui, en la región de Amazonas, en la frontera entre Perú y Ecuador. Históricamente, los Wampis han destacado por su espíritu guerrero y la firme defensa de su territorio ancestral. Esta tradición se ha heredado a los Charip la organización de autodefensa creada el 18 de febrero de 2024, tras una asamblea de diversas comunidades wampis, para contrarrestar las acciones de la minería ilegal. La guardia está conformada por 30 miembros, para cumplir su vigilia usan lanzas y escopetas, y han erigido su pequeña base en una comunidad de Condorcanqui, cuya ubicación no revelaremos para salvaguardar la seguridad de los guardianes.
Los Charip para realizar sus patrullajes dependen de los recursos gestionados por el Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampis, que puede alquilar lanchas o ‘chalupas’ (embarcaciones pequeñas) cuando es necesario.
“Como el Estado no actuaba frente a esta situación [minería ilegal], nos hemos organizado y hemos implementado este grupo de control y vigilancia autónoma, el cual sí está funcionando, realizando acciones de control y vigilancia, impidiendo el pase de las personas que practican la minería ilegal”, sostiene Kefrén Graña, secretario técnico adjunto del Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampis (GTANW), una entidad creada en 2015 con el propósito de representar a esta etnia y coordinar la defensa de sus intereses.
Mineros ilegales en el río Santiago
Video: Maria Goretti
En la práctica, este grupo de monitoreo y vigilancia se ha vuelto la única defensa permanente contra el avance de las economías ilegales en esta zona. La implementación de autodefensas es la respuesta desesperada de las comunidades amazónicas ante la desprotección y vulnerabilidad a la que están expuestas. Al igual que en Condorcanqui, estas medidas también se han tomado en Loreto, región amazónica donde la minería ilegal ha invadido sus principales ríos y ha generado situaciones de riesgo para 20 defensores ambientales.
“Los Charip se han constituido porque había mucha entrada de mineros [ilegales] a lo largo del Río Santiago y también por la tala ilegal, que es bastante [en el territorio Wampis]. Se constituye porque hay una necesidad de salvaguardar los intereses comunales a lo largo de la cuenca del Río Santiago”, explica el gestor del GTANW, Rojas Wachapa.
Para esta investigación se pudo constatar que no existe un solo efectivo policial destinado al distrito de Río Santiago, de acuerdo con un pedido de información efectuado por este medio a la Policía Nacional del Perú. Según testimonios locales, la comisaría más cercana se encuentra en Santa María de Nieva, a unas 6 o 7 horas en bote. Esto deja a las comunidades indefensas ante las actividades ilegales que proliferan en la zona. En 2024 mediante un monitoreo satelital se detectaron más de 40 dragas operando en los ríos Cenepa y Santiago.
“En la zona de frontera, que es un interés nacional, es nula [la presencia de policías]”, explica el gestor del GTANW, Rojas Wachapa. “En Condorcanqui hay 20 [se refiere al distrito aledaño de Nieva], y peor todavía porque no tienen su medio de transporte y en todo Río Santiago el transporte es fluvial”, advierte el dirigente.

Minería ilegal en el río Cenepa. Foto: María Goretti.
Los Charip, defensores ambientales ante el abandono y la mala gestión estatal
Pese a la nula presencia del Estado en la zona, los líderes de las comunidades wampis denuncian de manera constante la presencia de dragas y mineros ilegales en el Río Santiago, especialmente entre las comunidades de Belén, San Juan y Fortaleza, ubicadas en la frontera de Perú y Ecuador. En total, hasta la última fecha disponible (marzo de 2024), de acuerdo con información de la Policía Nacional, se han presentado 316 denuncias en la región de Amazonas por minería ilegal, de las cuales 65 corresponden a la provincia de Condorcanqui.
De acuerdo con el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), los gastos en la “mejora de las capacidades militares para la defensa y el desarrollo nacional” en la región Amazonas en los últimos 10 años, son de 276.564.175 soles, lo que equivale a más de 73,39 millones de dólares.
Pero este gasto exorbitante en defensa militar no representa, en concreto, un avance sustantivo frente a la minería ilegal. Por el contrario, los esfuerzos estatales para combatir este flagelo son más bien reducidos.
Tanto la Policía Nacional como el Ejército Peruano, tienen un gasto menor dedicado exclusivamente a la lucha contra la minería ilegal en esta región, el cual representa el 2,19% del gasto en Defensa de los últimos 10 años, dedicado a la región Amazonas. De acuerdo con el MEF, ambas instituciones acumulan un gasto que asciende a S/ 6.063.827,00 lo cual equivale a 1 millón 614 mil 036 dólares, entre 2019 y 2024.
Las denuncias por minería ilegal, de acuerdo a un pedido de información efectuado, han aumentado desde 2019 hasta 2024, de 3 denuncias efectuadas a 20 hasta mediados del año pasado.
Para Martín Arana, especialista técnico de la iniciativa Unidos por los Bosques impulsada por la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS – Perú), el Estado no ha actuado de forma efectiva y articulada en el territorio Wampis. Arana refiere que las acciones de interdicción –acciones de intervención a la minería ilegal llevadas a cabo por la Policía Nacional de Perú y el Ejército Peruano– se han hecho de manera limitada, sin actuaciones destacables en contra de las que considera organizaciones criminales dedicadas a la minería ilegal.
“Aquí es importante no solo las interdicciones, sino la investigación, sobre todo a las cadenas de los grupos organizados: los financistas, las redes de comercializadores que sostienen estas actividades. Porque, claro, se interviene una draga, dos dragas, y después vuelven a aparecer cuatro o cinco más”, explica Arana.
Las acciones concretas del Estado peruano en la zona se han centrado en declararla ocho veces en “Estado de emergencia”, estas medidas se tomaron entre junio de 2022 y marzo de 2024. Los resultados no parecen ser los esperados porque los mineros ilegales siguen operando, incluso con mayor impulso.
Este panorama de desamparo e indefensión también se proyecta hacia los Charip. Ellos ejercen su rol de vigilantes sin apoyo estatal y sin ninguna garantía frente a las amenazas de muerte por parte de los mineros ilegales y madereros. De hecho, en 2022, la Organización de Desarrollo de las Comunidades Fronterizas del Cenepa (ODECOFROC), sufrió el ataque de su sede por presuntos mineros ilegales. Perú tiene desde el año 2021 el Mecanismo Intersectorial para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos. Este debería garantizar la protección de quienes, como los Charip, defienden el ambiente. No obstante, su aplicación tiene serias deficiencias.
Mar Pérez, abogada responsable de la Unidad de Defensores Ambientales de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos del Perú, es crítica con la aplicación del Mecanismo.
“Definitivamente no está sirviendo para defender a las personas defensoras en riesgo. Incluso tenemos casos donde se ha producido el asesinato de una persona que tenía medidas de protección, el secuestro, el incendio de sus locales. El Mecanismo, primero, no llega a todos los defensores que están en riesgo y, segundo, incluso los que ya están en el Mecanismo no ven una reducción significativa de sus niveles de riesgo”, sostiene Pérez.
Es más, este medio pudo constatar, por medio de la Ley de Transparencia, que el Ministerio de Justicia de Perú creó la “Mesa regional de Amazonas para la protección de las personas defensoras de derechos humanos” en diciembre de 2023, pero hasta el momento, de acuerdo a información obtenida, no se ha emitido una ordenanza regional que garantice su funcionamiento.
“Nos sentimos totalmente abandonados, que no les importa lo que sucede con nosotros, en nuestro territorio”, sostiene Kefrén Graña, secretario técnico adjunto del GTANW. “A pesar que también somos ciudadanos nuestros reclamos no son atendidos debidamente”, concluye.
Las dragas han tomado por asalto los principales cauces de Amazonas. Foto: María Goretti.
La minería ilegal no solo contamina ríos, también comunidades
En las comunidades amazónicas el abandono estatal se traduce en nulo acceso a servicios básicos, falta de oportunidades económicas y académicas. Estas carencias son aprovechadas por los mineros ilegales, que al llegar a un pueblo ofrecen “opciones laborales” o construyen infraestructura lúdica (canchas de fútbol) para convencer y enrolar en sus filas a algunos comuneros.
Rojas Wachapa, gestor del GTANW expresa su preocupación sobre el impacto que la minería ilegal tiene en la cohesión de las comunidades Wampis. Explica que la llegada de “dinero fácil” rompe las estructuras de convivencia y solidaridad en las comunidades, generando divisiones internas y formando grupos en oposición al gobierno autónomo, especialmente entre aquellos que están a favor de la minería. “Se ha formado un grupo contra el gobierno autónomo de la Nación Wampis”, sostiene Wachapa.
Durante una reunión —celebrada en octubre de 2024— entre líderes de las naciones Wampis y Awajún se debatió el problema de la minería ilegal. Al término del encuentro 68 asistentes votaron contra la minería ilegal y siete a favor de ella.
“La mayoría han decidido oponerse y enfrentarse a la minería ilegal. Ahí hay un elemento importante de qué hacer y cómo enfrentarla. Es necesario el fortalecimiento y el respaldo a este tipo de organizaciones representativas, en este caso de la Nación Wampis y la Nación Awajún, para que puedan hacer efectiva esta iniciativa de enfrentar a la minería, y de hecho debería ser apoyada por el Estado”, refiere Martín Arana, especialista técnico de la FCDS – Perú.
Los Charip, en este contexto, son un intento por preservar el tejido cultural y social del mundo Wampis ante el avance de economías ilegales y depredadoras, y la ausencia estatal.
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