Diálogos y Cultura

el paraíso asediado: amazonía y periodismo independiente


Marginalia
Una columna de Leandro Amaya (periodista ambiental)

Hace algunas semanas— el 25 de setiembre para ser exacto— fui invitado al Encuentro Latinoamericano de Periodismo de Investigación por la Amazonía en el marco del aniversario de Ojo Público, uno de los mayores medios independientes de América Latina, para disertar sobre cómo se podía investigar la trazabilidad del oro ilegal.  Es decir, explicar cómo es que el oro se extrae del río, se transporta de las lejanas comunidades amazónicas a las ciudades, y cruza fronteras hacia el extranjero. Pero, propongo que fijemos la mirada en el impacto local de esa economía ilegal: durante todo su recorrido va edificando un imperio de miedo y zozobra,dejando tras de sí una estela de sangre y muerte. En Perú ya se han asesinado más de 39 defensores ambientales en los últimos diez años, dieciséis de ellos fueron muertos por enfrentarse a la minería ilegal y al narcotráfico. Y cientos de comuneros y comuneras pasan sus días con amenazas que se ciernen sobre ellos. 

 

El talentoso y elocuente periodista brasileño Rodrigo Pedroso, ganador del premio Gabriel Garcia Márquez, me dijo en clave mitológica que ese “es un oro maldito”, y en efecto lo es. Como en las antiguas leyendas de El Dorado o en las películas de piratas donde el brillo del oro va acompañado de las muertes de miles de indígenas, el oro de la Amazonía no ha bendecido a los pueblos ni al medioambiente, todo lo contrario, los ha condenado. En nuestro país los ejemplos sobran, tenemos los 11 ríos de Loreto capturados por mineros ilegales, la ominosa herida de fango y oro en Tambopata (Madre de Dios), y la cruenta guerra de los insaciables mineros ilegales contra las comunidades indígenas de Cenepa y Condorcanqui que se defienden como pueden.

Y eso era lo que me interesaba narrar. ¿Qué piensa un habitante de una lejana comunidad amazónica cuando el motor de una draga desgarra las aguas del río en cuyas orillas han jugado, amado, vivido muchas palabras… existido? Para la experimentada periodista y directora de InfoAmazonia, Juliana Mori, las historias que narramos sobre la Amazonía deben tener el rostro de las personas, narrar lo que les acontece. Y este es un punto cierto, el periodismo ambiental debe siempre contener una historia que —cumplido su objetivo de informar verazmente— conmueva al lector, lo involucre, le guíe sobre lo que ocurre en el terreno y le borre esa falsa sensación de lejanía que le hace pensar que todo ello acontece en Marte y no a unos cientos de kilómetros de la ciudad donde reside. 

¿Pero qué es lo que debemos implementar como país para contrarrestar estos efectos devastadores? en Perú el panorama no es alentador, desde el Congreso de la República tenemos una avanzada contra nuestros recursos naturales, se dictan Proyectos de Ley que pueden favorecer a la minería y tala ilegal, se orquestan ideas descabelladas e imposibles de cumplir en el territorio —como la no destrucción de la maquinaria usada en actividades ilícitas— y parece que una bruma de indiferencia dirige los movimientos de los parlamentarios. 

En aquella memorable novela de Abel Posse, Los perros del Paraíso, un furibundo Fernando de Aragón carga contra los viajes de colón diciendo: “Se le manda por oro y por plata… y él nos devuelve una caja de plumas de ángel”, y luego le pregunta a un cura de su corte: “¿Es realmente el paraíso?”.  Y esa es una interrogante mordaz, si no lo es podemos destruirlo y usarlo para nuestros fines. Esta situación es la que se ha repetido incesamente, desnaturalizando al indígena para despojarlo de sus territorios y de su voz. 

Este segundo punto es apremiante porque si echamos un vistazo hay pocos periodistas indígenas para narrar lo que ocurre en sus territorios; una deuda que tenemos hasta el momento es que nosotros somos quienes los narramos, y esa mirada muchas veces está cargada de otredad y exotismo.  Los tomadores de decisiones y financistas deberían fijar más el foco en la creación de redes de periodismo desde el territorio, así garantizamos la voz de estas comunidades y fortalecemos la democracia, honrando la máxima de que el periodismo es un servicio.

Actualmente el periodismo independiente es quien más investiga a las economías ilícitas que operan en la Amazonía, pero usualmente su tarea está precarizada y se opera bajo mucho riesgo, algunos medios se sostienen por suscripciones o financiamientos extranjeros, por lo que ustedes, queridos lectores y financistas externos, deben recordar que no podemos hacer grandes revelaciones sin su apoyo. 

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