En el 2017 el Bajo Piura, valle agrícola y milenario de la región Piura, se inundó luego del desborde del río. Las intensas lluvias que se registraron por meses y la poca eficiencia para la creación de un plan de prevención por parte de las autoridades fueron factores decisivos para que esto suceda. Las cifras son desoladoras, más de 90 mil personas quedaron damnificadas, y tres años después la mayoria de ellos aún sigue viviendo en carpas al pie de la carretera. ¿Ellos, los que se fueron, qué abandonaron en su triste e inevitable éxodo? La fotógrafa documental Desyree Valdiviezo nos responde esa pregunta.


En Piura, los hombres y mujeres que provienen de Catacaos, Cura Mori, Bernal, La unión, Sechura y demás pueblos del valle y el desierto, son vistos como herederos de las costumbres milenarias de los antiguos ancestros. Cuando el agua vino por ellos, convertida en furia de río, destruyó sus casas, sembríos y artefactos.

En la mayoría de las zonas afectadas la pobreza ataca con fiereza. ¿Qué perdieron los desposeídos? ¿Por qué de pronto un país que los había olvidado por años les regresaba a mirar? Lo que dejaron evidencia que sus pertenencias son el contacto entre la modernidad y el pasado

Un parlante que en épocas buenas ha sido usado para animar las fiestas o romper el silencio en las chacras luce olvidado y manchado por el barro.

La ropa que nadie recogió sigue colgada al crepúsculo siguiente de la tragedia. Como una esperanza devastada. ¿Dónde están ahora quienes las vestían? Luego del desborde muchos viven en el desierto, bajo carpas que el sol calienta terriblemente. El estado peruano, 3 años después, aún no ha dado grandes avances en la reconstrucción.

Al pie de la carretera que llevaba hacia la zona del desastre los niños estiraban las manos para pedir agua y galletas. En estos pueblos el 44% de los niños sufren desnutrición crónica. Durante la inundación algunos no comieron en días, otros enfermaron por la picadura de los zancudos. Esa pelota olvidada aún espera el retorno de la alegría.

Durante el Niño Costero los recién nacidos e infantes sufrieron por el calor incensante, la humedad y la falta de agua potable. Algunos eran rescatados en ollas. En las carpas provisionales tuvieron que soportar las extremas temperaturas del desierto.

Un televisor de la década del setenta aún perduraba antes de la inundación. A nivel nacional en el 2018 Piura tenía 28% de su población en extrema pobreza. Según datos del Gobierno Regional, en las provincias de Sechura y Piura, existe el 31% de pobreza total, por encima de la media nacional.

Los distritos más pobres de Piura y Sechura son: Cura Mori, La Arena, Catacaos, Las Lomas, El Tallán, Cristo nos Valga, Vice y Bernal. Los mismos que fueron terriblemente afectados por la inundación.

En el 2020 las lluvias del verano empiezan con regular intensidad. La ciudad de Piura vuelve a inundarse en algunas zonas, en los distritos vuelve la sensación de desprotección, hasta el momento las obras de defensas ribereñas, diques y de reconstrucción en general son lentas o nulas.

La mayoría de los damnificados siguen en situación de vulnerabilidad.


Desyree Valdiviezo (Perú, 1981)

Licenciada en Comunicación por la Universidad de Piura, Perú, 2003. Posteriormente completó su formación con un Máster en Fotografía de Autor y Proyectos Profesionales por Lens Escuela de Artes Visuales, Madrid, España, 2015/2016. Su trabajo, el cual se centra en la fotografía, ha sido mostrado en múltiples exposiciones entre las que destacan: Self Portrait of a Nation, en el Instituto Cervantes de Nueva York, 2017. El Palacio de Cultura Rafael Uribe Uribe, Medellín, 2017. Lens Escuela de Artes Visuales, Madrid, 2016.

En el campo de la fotografía, destacan algunos premios como el Humanitary Photo Award (HPA), 2017. Finalista en el 22 Concurso Latinoamericano de Fotografía Documental. Los trabajos y los días, 2016. El Accésit de la Beca Lens de Fotografía para cursar el Máster MAPA, Madrid, España. 2015. Actualmente se desempeña como fotógrafa freelance en la ciudad de Lima – Perú.

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